MANEJO Y ALMACENAMIENTO DE LUBRICANTES
Los aceites y las grasas lubricantes están diseñados para satisfacer tipos de servicio específicos. Si no son manejados ni almacenados apropiadamente, se pueden deteriorar o contaminar y, como resultado, proveer una lubricación inadecuada o convertirse en un desecho del que se requerirá mandar a disposición.
Causas comunes de contaminación, deterioro y desperdicio de lubricante en el manejo y almacenamiento son:
– Contenedores dañados.
– Condensación de humedad.
– Equipos para despacharse sucios.
– Exposición a polvo o gases de productos químicos.
– Malas prácticas de almacenamiento en exteriores.
– Mezcla de diferentes marcas o tipos.
– Exposición a frío o calor excesivos.
– Exceder su vida de almacenaje.
Contenedores
Los tambores, cubetas y latas de lubricantes de prácticamente todos los proveedores son a prueba de fugas y están claramente etiquetados con el nombre de la marca y el tipo de lubricante que contienen. Sin embargo, un manejo descuidado puede causar fugas, contaminación de su contenido, así como manchar, desgarrar o dañar las etiquetas de alguna otra forma.
El tambor de 55 galones (208.2 litros aprox.) es el contenedor para lubricante más común utilizado en la industria. El cuidado es la clave para el manejo seguro del tambor. Un tambor lleno pesa alrededor de 450 libras (204 kg) y, si se maneja sin cuidado, puede dañar a los trabajadores o los activos en la planta. No descargue los tambores dejándolos caer desde el camión de reparto al suelo o al muelle de descarga. Las costuras del tambor podrían perforarse o reventarse, lo que resultaría en una situación peligrosa de derrame.
Con los procedimientos de descarga adecuados se puede prevenir daños a los tambores o lesiones al personal. Los camiones de reparto generalmente cuentan con rampas hidráulicas para bajar los tambores al suelo o al muelle de descarga.
Una vez descargados, los tambores deben ser trasladados inmediatamente al área de almacenamiento. La mejor manera es por montacargas, con los tambores asegurados en pallets o con garras de sujeción las cuales deben tener la misma forma y curvatura que el tambor estándar de 55 galones.
Si el suelo entre el área de descarga y de almacenamiento es plano y liso los tambores pueden rodarse. Los anillos del tambor lo protegerán del daño, pero se debe tener cuidado de no rodar el tambor sobre objetos punzantes que pudieran perforarlo. NUNCA permita que el tambor azote contra el suelo cuando lo posicione horizontalmente. Dos personas deben manejar el tambor al posicionarlo o rodarlo. Una vez más, NUNCA permita que el tambor ruede bajo su propio impulso, mantenga una firmemente el control de la velocidad de rodamiento del tambor.
Almacenamiento en interiores
El mejor lugar para almacenar lubricantes es en interiores y en un área designada. Almacenar lubricantes en diferentes áreas de la planta puede convertirse en un problema de control al momento de hacer la contabilidad o inventariar. No almacenar los lubricantes cerca de líneas de vapor o calentadores. Cada tipo de lubricante debe ser fácil de alcanzar. Los productos más viejos deben rotarse hacia la parte frontal para prevenir que lleguen a su fecha de caducidad.
Almacenamiento en exteriores
El almacenamiento de lubricantes en la intemperie es una mala práctica, pero si no hay otra alternativa se deben tener ciertas precauciones para minimizar los efectos dañinos. Un refugio temporal, cobertizo o lona impermeable protegerán los tambores de la lluvia. Se debe colocar los tambores en bloques o tarimas que los posicionen a varios centímetros por encima del suelo para evitar daños por humedad. Deben ser colocados de costado con los tapones horizontales entre sí. Al estar en esta posición, la parte interna de los tapones está sumergida por el contenido del tambor evitando la entrada de humedad. Para una máxima protección se debe colocar el tambor con el tapón hacia abajo, esta práctica es común para tambores nuevos que no se utilizarán durante mucho tiempo.
Si el tambor está almacenado con el tapón hacia arriba el agua podría filtrarse a través de los tapones y contaminar el contenido o formar óxido dentro del tambor. La lluvia o la condensación de la humedad atmosférica recolectada en las hendiduras cerca del tapón pueden ingresar durante la respiración del tambor causada por el incremento o descenso de la temperatura ambiente y la presión. Esto puede ocurrir incluso si el tambor nunca ha sido abierto.
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